La luxación congénita de caderas es una pérdida del contacto entre las superficies de la cabeza del fémur con la pelvis, es decir, el fémur no encaja bien en la articulación de la cadera. Esto ocurre más frecuentemente en niñas, en el primer parto y cuando el bebé nace de nalgas. Para detectarlo se hacen una serie de maniobras al nacimiento y en los primeros meses de vida pero hay casos en los que puede pasar totalmente desapercibido hasta la edad adulta.
Habréis observado que en todas las revisiones de vuestros bebés hasta el primer año de edad, el pediatra realiza unas maniobras de rotación y separación con las piernas del bebé. Es la maniobra de Ortolani y Barlow que nos dice si la cadera está luxada o es luxable, oyéndose un click al movimiento. Cuando esto ocurre se debe pedir una ecografía de caderas si el bebé tiene menos de cuatro meses y una Rx de caderas si es mayor de 6 meses.
El tratamiento depende de la edad que se diagnostique. Algunos bebés en las primeras semanas sólo presentan una inestabilidad de caderas que se resuelve sóla, pero la mayoría de las veces se utiliza la técnica del triple pañal. Sin embargo todos los niños que tienen las caderas inestables después de las tres semanas de vida deben tratarse.
El tratamiento consiste en una férula de abducción (arnés de Pavlik) que se mantiene hasta los 6 meses pero si después de tres semanas de llevarlo no se consigue una reducción adecuada entonces se tendrá que poner un yeso pelvipédico, que es el tratamiento que se hace directamente si el diagnóstico se hace a los 6 meses de edad.
En cuanto al pronóstico, suele se muy bueno cuando el diagnóstico y el tratamiento se realizan en los tres primeros meses de vida, el bebé desarrolla una cadera normal y sin secuelas. Cuanto más tarde se diagnostique o se trate peor serán los resultados.
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